Cabe hacer pública una
aclaración, desde hace tres meses vivo en Esmeraldas, por lo cual en honor a la
verdad, actualmente no estoy participando dentro del Colectivo de Educación
Popular ¡Liberémonos!, pero creo que próximamente van a haber noticias de él en
Esmeraldas también.
Creo que es inevitable mostrar la
emoción que tengo en este momento, así que antes quisiera compartir mi emoción
con ustedes. Yo nací en una ciudad fronteriza de Ecuador a la que Benjamín
Carrión le decía “el último rincón de la patria”, en Loja había una radio
local que de vez en cuando transmitía unos audios, para escucharlos había que
tener suerte, porque no eran transmitidos con tanta frecuencia, así que algunas
veces sintonizaba la emisora esperando encontrarme con alguno.
Estas grabaciones varias veces me
dejaron pensando y otras malpensando,
había por ejemplo un audio que preguntaba, ¿Será una coincidencia que los países a los que hoy se llama
subdesarrollados, sean los mismos países que anteriormente fueron colonias europeas?
Me puse a hacer el ejercicio al
que se invitaba en el audio y sentí como si un secreto que la historia me había
guardado se revelara ante mis ojos, para mostrarme parte de la historia no
contada, creo que ese momento fue crucial para entender la vida desde otra
mirada, y recurrentemente utilicé el ejemplo y el argumento en los debates de
adolescente, desde entonces he venido creciendo junto a la influencia de las y
los Radialistas apasionadas y apasionados, aún si conocer sus rostros pero
identificando perfectamente sus voces y sus mensajes, el llamado siempre fue un
llamado a cuestionar a reconstituir nuestra historia, a buscar entrelíneas la
historia que el poder guardaba, de allí mi emoción por el honor de estar junto
a ustedes hoy.
Agradezco mucho la invitación y el que se haya considerado mi nombre para poder compartir algunos comentarios el día de hoy, aunque yo la verdad estoy muy dudosa de tener comentarios, porque creo que más que comentarios son algunas inquietudes y cuestionamientos que el folleto ha ido propiciando en mí, y que cumplen con el objetivo de este libro, que inicia proponiéndose como incitador de debates, un incendiario de ideas, y quizá también un muy oportuno utilizando la palabra censurada “agitador” de conciencias.
Cuando comencé a revisar el
folleto, lo primero que valoré del mismo fue la sencillez y lucidez del
lenguaje con la que se exponen las ideas, qué fácil resulta entender términos
como extractivismo, modelo económico primario exportador, internacionalismo,
megaminería, hidrocarburos, monocultivos, entre otros que encontramos en el
folleto y que explican la idea de desarrollo que los contienen, valoro la
simplicidad de las palabras, porque se vuelven accesibles, y porque estas
reflexiones pueden democratizarse, al ser producciones colectivas, recogen
muchas reflexiones que emergen del pueblo y sus bases organizadas, y que
finalmente también regresan a él para seguir retroalimentando ese diálogo de
saberes.
Mientras más
avanzaba más iba disfrutando de la
lectura, porque se van evidenciando cadenas imperceptibles atadas con sutileza
en el pasado pero que influyen en nuestras formas de vida actuales, nos
manejamos bajo lógicas patriarcales, capitalistas y coloniales que aún no hemos
podido superar, una matriz colonial de poder eurocéntrica y excluyente a otras
formas de ser, estar y hacer, “sobre la
cual se erige un modelo civilizatorio dominante, para el dominio del tiempo,
del espacio, del sentido, del conocimiento, de los saberes, los lenguajes,
las prácticas, las memorias, los
imaginarios, las subjetividades y los cuerpos en definitiva para el control y
el dominio de los seres humanos, la naturaleza y la vida.” (GUERRERO: 25:2010)
Pese a que el colonialismo haya
terminado hace muchos años atrás, seguimos viviendo la colonialidad, porque nuestros
espacios siguen corriendo la suerte de Potosí,
porque “nuestra contaminación” es el sacrificio con el que se está
pagando la conservación del otro lado del mundo, porque a las transnacionales se les reconoce
el derecho a contaminar, y a continuar saqueando otros territorios, siempre y
cuando no sean los propios y siempre y cuando sirvan para abastecer sus
consumos, bajos sus precios, bajo sus reglas; porque los cultivos corresponden
a las necesidades extranjeras, y nuestras materias primas siguen costeando ganancias
a cambio de destrucción. No hemos dejado de ser Potosí.
Vivimos la colonialidad presente
en expectativas impuestas por una sociedad que espera altos niveles de consumo,
para estar dentro del capitalismo central en goce de privilegios que el capital
permite, versus un capitalismo periférico en donde se encuentran quienes ni
siquiera puede acceder a derechos, menos aún a privilegios por estar privados
de capital, se califica a las personas por los consumos, en una intención de
uniformar a las sociedades en torno al capital como como aspiración máxima.
Es profundamente ético cuestionar
que se imponga una mirada de desarrollo como si se tratase de un deseo
universal ineludible, que se pretenda “desarrollar” a los países subdesarrollados,
porque “la lucha contra la pobreza puede convertirse en una arma ideológica,
igual que el subdesarrollo ayuda a controlar y subordinar prácticas
alternativas”, para anular formas otras de vivir, alejadas del mundo
occidental, se impulsa y se justifica el desarrollo como la única vía, hay
propagandas en la televisión en donde aparecen personas exigiendo el
“desarrollo” que el resto del Ecuador posee.
El estado se ha vuelto el
cómplice de los desplazamientos en comunidades, los campesinos están siendo
obligados a salir del campo, a la fuerza o a través del convencimiento de que
la ciudad es el espacio de desarrollo, por lo cual se prioriza la urbanización
de las zonas rurales, hay modernización,
pero no no hubo incremento en la vida, un ejemplo se encuentra a las orillas
del río Canandé en Esmeraldas, donde la población no tiene agua potable, sin
embargo cuentan con un infocentro financiado por claro, en convenio con el estado.
Se vende una ficción, un espejismo como lo llama el libro, de que estamos
“desarrollándonos”.
Nos estamos acostumbrando a las
consecuencias del sistema, como si no hubiera otra alternativa, con ello
estamos aceptando las consecuencias de nuestras prácticas, más allá de lo que
nuestra propia huella ambiental pudo haber dejado, estamos malgastando algo que
no nos pertenece, sino de quien formamos parte.
Sin bien es cierto este material
hace un diagnóstico muy claro del
sistema capitalista y del extractivismo como modelo económico, también plantea
un desafío para todas y todos, el de buscar colectivamente alternativas de
fondo al modelo que se nos traza casi como un destino.
Frente a una maquinaria gigante,
quizá lo más meritorio es una resistencia gigante, este material nos invita a
seguir encontrando alternativas, y a plantearnos el derecho a soñar a pensar en
un mundo diferente, nos invita por ejemplo a:
- · Aprender de las luchas ya existentes, unir sueños, aprender de los errores históricos.
- · Transformar la política, nuestras formas de entenderla, nuestras formas de interpretarla, ampliar nuestras miradas sobre la democracia y no reducirla al plano electoral, sino reconocer que hay otras formas muy genuinas con las que hemos venido construyendo democracia.
- · Reconocer que hay formas históricas de resistirse y participar de forma espontánea y que son legítimas y espontaneas, y que la legitimidad supera a la legalidad.
- · Transformar nuestras formas de relacionarnos, nuestras diferencias, o incluso nuestros deseos.
- · Retomar prácticas como el trueque, y otras que no propenden al capitalismo.
- · Recordar que las decisiones deben ser puramente soberanas, es decir que el mandatario es quien cumple con las decisiones de los mandantes, no es quien decide, sino quien ejecuta las decisiones de los otros.
- · Los recursos son nuestros, los dueños del estado somos nosotros, como pueblo somos quienes debemos decidir.
- · Re educarnos, aprender colectivamente, como dice Freire, nadie educa nadie, nadie se educa a si mismo, los hombres y mujeres se educan entre sí, mediatizados por el mundo.
- · Replantearnos la educación como un mecanismo de emancipación, para deconstruir las lógicas que nos califican como bueno o malo a partir de una puntuación.
- · Reafirmar nuestras luchas diversas y reconocer la legitimidad de las demandas del pueblo, reconocernos diferentes pero no indiferentes a las reivindicaciones de otros movimientos sociales.
- · Cuestionar los trabajos que nos hacen máquinas del trabajo, y que nos construyen como individuos aislados de nuestros espacios de trabajo colectivo o comunitario.
- · Consumos razonados, capacidad para resistirse al consumismo, si bien es cierto que dentro del sistema somos consumidores por imposición, digámosle no al consumismo.
- · Exigir que nuestras decisiones sean consultadas y no solamente socializadas.
- · Democratizar todas nuestras relaciones, de pareja, familiares, laborales, comunitarias, barriales, organizativas, etc.
- · Conociendo nuestras realidades, relacionándonos con nuestros contextos circundantes para entender los puntos de vista varios.
- · Rechazar el desarrollo de monopolios que concentran las riquezas en unas solas manos.
Creo que este momento histórico
nos exhorta a debatir, y rebatir sobre
las realidades de vida por las que
caminamos. Hace algunos meses tuve algunos aprendizajes de vida que me hicieron
creer que hay realidades que se evidencian
espontáneamente y que como dice
la canción “las cosas se cuentan solas, solo hay que saber mirar”, sin embargo
ahora creo que estamos en la obligación de debatir y denunciar lo injusto ,
porque si bien es cierto “no son buenos tiempos para los soñadores”, debemos
transgredir los tiempos y soñar hasta por deber, por respuesta subversiva a una
realidad con la que no estamos de acuerdo, porque lamentablemente las cosas
están gritando solas, pero parecen no ser vistas, o quien las ve prefiere
hacerse el que no las vio, y más que un tiempo de denuncia sola, es tiempo de
alternativas muchas gracias a todas las personas y al trabajo colectivo que nos
ha permitido tenerlas presentes, este folleto cumple ya con su parte y el
conocerlo ya nos hace responsables de vivirlo.
“que el espíritu de la palabra, que da vida el
fuego del corazón, hará posible que podamos conversar con amor y con respeto,
con el espíritu de la naturaleza, de la tierra y del cosmos.”Anciano guaraní Karai Miri.