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jueves, 2 de diciembre de 2010

¿Políticas Públicas y yo qué color pinto? EL PAPEL DE LOS Y LAS JÓVENES EN LA ELABORACIÓN DE POLÍTICAS PÚBLICAS.

Taller Democracia Participativa. Diciembre 2007. Cortesía: Coordinadora Juvenil por los Derechos Humanos- Loja.
Según la Constitución del Ecuador, el Estado es el principal garante de derechos ¿verdad? Ahora, el Estado dentro de sus elementos constitutivos tiene un Gobierno, que a través de varios órganos  con funciones determinadas administra el Estado, que para poder cumplir dichas funciones  emplea  toda su maquinaria gubernamental para implementar políticas públicas con la intención de dar respuestas concretas, participadas y efectivas a las necesidades de su población en correspondencia con su deber como garante de derechos, esto a un nivel relativamente teórico, así que en resumen, una política pública es cualquier respuesta que el Estado da a las necesidades de una población determinada, por ello las políticas públicas de juventud buscan atender las demandas de la población joven.

Y aunque nuestras narices no sean tan largas como la de Pinocho, es inevitable que históricamente los y las jóvenes estemos “metiendo nuestra narices” en los asuntos importantes del país, mismos que demandan de mucha seriedad, responsabilidad, participación y compromiso, comprendido esto intentaremos dar respuesta algunas preguntas que nos incluyen: ¿Qué pintan los y las jóvenes en la elaboración de Políticas Públicas? ¿No se supone que se trata de cosas serias?...¡Pues por eso mismo!

Según Sergio Alejandro Balardini, existen algunos niveles de incidencia de jóvenes en la elaboración de políticas públicas, algunas veces a mayor o menor escala, en algunos casos las políticas públicas se diseñan PARA la Juventud y son de caracter  proteccionista y ofrecen servicios adultistas, tuteladas en forma dirigista por los adultos, en base a sus percepciones de vida; otras veces se trata de Políticas POR la Juventud, que son  impuestas “desde arriba”, movilizan instrumentalizando el idealismo juvenil, sin embargo se nos mira como sujetos pasivos; en otras ocasiones son Políticas CON la Juventud de forma participativa, interactiva en la  dialéctica juventud-sociedad. No impuestas desde arriba, sino co elaborada de forma horizontal y en amplitud de diálogo, es creativa, abierta y sujeta a mutuo debate crítico; y las Políticas DESDE la Juventud que son actividades e iniciativas imaginadas, diseñadas y realizadas por nosotros y nosotras las y los jóvenes.


Los procesos de diseño, implementación y ejecución de Políticas Públicas, han sido notablemente alimentados por las diferentes iniciativas de participación juvenil, aportes que han marcado pautas y definido avances estratégicos en las demandas de los y las jóvenes, en este proceso hemos contribuido con  ideas, claves para entender nuestras formas de ser y estar, permanentes reclamos y exigencia de derechos, movilización manifestando nuestro deseo y derecho de ser parte de la toma de decisiones, con esta  lucha se consiguió que seamos reconocidos desde nuestra dimensión de sujetos de derechos y responsabilidades y como actores estratégicos para el desarrollo del país. Pero los y las jóvenes no solo nos interesamos por las poblaciones jóvenes, sino también nos mueven temas que afectan a mujeres, niños, ancianos, estudiantes, adolescentes, trabajadores, la naturaleza y minorías sociales.

Cuestionamos prácticas de discriminación, de reproducción de violencia, de mantenimiento de esquemas patriarcales, estamos pensando en condiciones de vida digna, en cuanto a educación, empleo, salud, de trato a la naturaleza, de sistemas económicos equitativos, de inclusión intergeneracional, de integración pluricultural, de respeto a lo diferente, del derecho de ser seres humanos, y de poder vivir con dignidad.

Pero para no caer en discursos que romantizan a la participación juvenil, partiendo de una reflexión que nos permita encontrarnos en los puntos flacos que no nos dejan avanzar y en un ejercicio de autocrítica, creo que nuestro papel debe fortalecerse más aún, de allí que tenemos que atender a lograr y mantener niveles de articulación en pro de un trabajo colectivo, desde lo local hacia lo nacional y con proyectiva mundial,  no aislar los intereses organizacionales que siempre tienden a confluir en puntos comunes, compartir las experiencias de otros espacios, ensayar nuevas estrategias de incidencia, y acercarnos a las instituciones públicas sin verlas como “benefactoras o filántropas” sino más bien desde una lógica de exigencia de derechos, de tal manera que  nos hagamos sujetos visibles y que nuestras organizaciones sean referentes de opinión y construcción colectiva. Más esto no es posible si desde las estructuras institucionales estatales  no se comprende la lógica de la participación social juvenil, y se la sub entiende como una herramienta meramente requisitoria para su legitimación,  justificación de presupuestos asignados para juventudes, y hasta con miradas clientelistas orientadas a las elecciones; por ello es necesario que quienes estén a cargo de estas instituciones sean sometidos a procesos de selección con  criterios de formación en ciencias sociales, experiencia en trabajo con jóvenes, un plan de trabajo provincial con jóvenes basado en un diagnóstico de la realidad, construido y validado participativamente, que reconozcan como estamos involucrados políticamente los y las jóvenes. Además de que desde las diferentes instancias estatales de juventudes se deben tener trabajos coordinados con gobiernos locales y provinciales que articulen sus políticas públicas.

Sin duda hay mucho camino por recorrer y otra madeja de hilo por desenredar, y como Benedetti preguntara algún día ¿Qué les queda a los Jóvenes? Pues nos quedan aún sueños, deseos, claridad y conciencia por construir el país que soñamos, que queremos y nos merecemos.

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